martes, 9 de septiembre de 2008

El club de la pelea


Tal como prometí, acá estamos. La palabra "combate" se me viene a la mente. Por un lado, terminé de leer un libro de Marguerite Yourcenar, "Alexis o el tratado del inútil combate"; por el otro, sigo mi pelea de meses con la compilación de cuentos de Dylan Thomas, tan virtuosos de poesía como pastosos por la misma razón. Al mismo tiempo, retomé la reescritura de un viejo cuento que se viene resistiendo con todas sus fuerzas. Esperemos que resulte algo aceptable.
¿Te comento un poco de qué se trata aquel libro de Marguerite? (decime que sí, porque de lo contrario el telón se nos cae encima). La novela es la carta de despedida de Alexis, un atormentado pianista, a su esposa Mónica, reveladora de su vida y del combate estéril que libran su vocación artística, su rigorismo moral y sus impulsos sexuales. Como en "Memorias de Adriano", acá también reluce la sabiduría de una Yourcenar ahora veinteañera, desgranada en incontables y preciosas frases. De su inmaculado manejo técnico queda poco por decir: basta mencionar la escena en la que Alexis se reencuentra con su primer piano, escena en la que podemos casi sentir las notas tristes flotando en la oscuridad y la quietud de la casa de su infancia.

Algunas de aquellas frases:

"Las palabras traicionan al pensamiento, pero me parece que las palabras escritas lo traicionan todavía más".

"Todo silencio está hecho de palabras que no se han dicho".

"Hay ciertos momentos en nuestra existencia en que somos, de manera inexplicable y casi aterradora, lo que llegaremos a ser más tarde".

"La gente que encontramos en las calles durante el día nos da la impresión de tener una meta precisa, que se supone razonable, pero por la noche parece caminar en sueños".

"La música no nos facilita pensar, sino soñar, y con los sueños más imprecisos".

"Estamos atados por tantas ligaduras al lugar en que hemos vivido que nos parece que al alejarnos será también más fácil alejarnos de nosotros mismos".

"El sufrimiento nos hace egoístas porque nos absorbe por entero: sólo más tarde, en forma de recuerdo, nos enseña la compasión".

"La memoria de las mujeres se parece a esas mesas antiguas que utilizan para coser; están llenas de cajones secretos. Algunos están cerrados desde hace mucho tiempo y no se pueden abrir, otros contienen flores secas que han quedado reducidas a polvo de rosas; otros, madejas enredadas, a veces alfileres".

"Nunca estamos completamente solos, por desgracia, siempre estamos con nosotros mismos".

"A menudo he pensado con tristeza que un alma verdaderamente hermosa no alcanzaría la gloria, porque no la desearía".

"No es difícil albergar pensamientos admirables cuando están presentes las estrellas".

"Somos más clarividentes cuando está oscuro, porque nuestros ojos no nos engañan".

No hay comentarios.: