viernes, 28 de noviembre de 2008

Elogio de la locura


"Todo lo bueno llega para aquellos que saben esperar", decían en una película que vi mil veces. En este caso no esperaba por decisión, sino por carencia, y también por cierta pereza. Hace mucho tiempo que quería colgar un cuento de Dalmiro Sáenz, pero no encontraba por ningún lado y la idea de tipearlo me espantaba (suelen ser bastante largos). Se trataba de uno en especial, uno que fue el primero suyo que leí, que fue el que más me gustó de todos ellos... y que me tomé el atrevimiento insolente de continuarlo con uno mío terminado recientemente.

Pero hablemos de Sáenz. Hace años que lo conocía, de verlo alguna vez en televisión o leer entrevistas suyas, pero entonces no por su literatura. Es que los periodistas lo buscan desde siempre, guiados por ese instinto de tiburón para la sangre que en este caso sería la polémica, la opinión sin ningún filtro. Adoran a Sáenz porque es irreverente, desopilante, un viejo loco que puede empezar una anécdota diciendo "una vez yo estaba detenido en una comisaría...", o bien postular sin empachos que "Soy lo que la gente llama un inculto. Nunca estudié nada, hice solamente hasta tercer año. Me molesta mucho el estudio. Es el despotismo ilustrado de nuestra época. Que a una persona se le obligue a aprender cosas de otro, me molesta mucho. Einstein tiene una frase muy linda, que dice: "Nunca gasto mi inteligencia en algo que puedo encontrar en un libro". ¿Por qué aprender de memoria una cosa que otro estudió por mí?. Yo quiero aprender cosas mías. Noto que los chicos son muy sabios en eso, a un alumno de un colegio nacional le preguntás quién fue Carlo Magno y no tiene la menor idea, a pesar de haberse sacado 10 en el examen. Pero, en cambio, no se olvida de andar en bicicleta, porque son cosas verdaderas de él. Lo que pasa es que el mundo de afuera lo obliga a aprender cosas a trompadas. Nuestro sistema entrena la memoria y no la creatividad."

Años después descubrí la otra faceta, la verdadera, y este escritor, el de la eterna soltura de cuerpo que le hace confesar "haber leído tan poco" (quizás porque "si un escritor es malo no me dan ganas de leerlo, y si es bueno me da envidia"), se me reveló como un maestro, dotado de una percepción finísima para decodificar la matriz de las emociones más hondas, más sutiles, más humanas. Por si fuera poco, también cuenta con recursos narrativos de una originalidad y una potencia que no abundan.

Sí, te sigo debiendo lo de Plottier y las últimas novedades del CEC. Pero finalmente encontré cuentos de Sáenz (varios), y para agarrarlos la mano debió largar cualquier otra opción. Hoy, entonces, tenemos aquel que fue el primero y el mejor, y para leerlo tenés que hacer click acá.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Una magia modesta


"Henry James se preguntó por qué escribía Flaubert si le dolía tanto... La crítica es aparentemente justa (sólo aparentemente, pero de cualquier modo para este párrafo sirve). A mí me divierte escribir, aunque muchas veces las vacilaciones que tengo al hablar se me corren a la pluma. Las venzo. El placer de inventar es grande; también el de lograr una página satisfactoria. Mis relativos aciertos me bastan para decir que me gusta esta profesión, que me gusta inventar, que me gusta haber inventado historias y tener otras para escribir.

Me atrevo a dar el consejo de escribir, porque es agregar un cuarto a la casa de la vida. Está la vida y está pensar sobre la vida, que es otra manera de recorrerla intensamente.

Además, escribir es un intento de pensar con precisión. Debo admitir sin embargo que de vez en cuando se presentan situaciones en que tenemos que elegir dos caminos; quizá, por extraño que parezca, entre el amor (léase matrimonio, vida familiar) y seguir escribiendo. Es probable que esa mala fama de la literatura, que la muestra como negación de la vida, se deba al clamor de personas abandonadas.

Pero la literatura no es una imposición, es un placer. Escribí un libro de ensayos al que llamé La otra aventura porque reúne ensayos sobre literatura, sobre libros. Una aventura es la vida, la otra -al menos para mí - son los libros.

Hubiera querido ser jugador de fútbol o boxeador -boxeador me gustaba más, porque me parecía más contundente- o campeón mundial de tenis o de salto de altura. Pero inexplicablemente, cuando sentía que algo me conmovía, pensaba en escribir. No sé por qué, ya que tiendo a descreer que estas cosas vengan con uno; sospecho que todo lo recibirnos y que todo es educación en la vida. Lo cierto es que para enamorar a una prima que no me hacía caso pensé en escribir un libro parecido al de un autor que le gustaba a mi prima. Así, a los seis o siete años, intenté escribir por primera vez. Después me gustó la idea de inventar cuentos policiales y fantásticos, y sin que mis amigos se enteraran, escribí una historia que se llamaba "Vanidad".

Después de eso descubrí la literatura. Y entonces me puse a escribir y a leer. Digamos que desde los doce hasta los treinta años leí realmente mucho. Traté de leer toda la literatura francesa, toda la española, toda la inglesa, la americana, la argentina, la de otros países europeos, un poco de la alemana, de la italiana, de la portuguesa, de la japonesa, de la chilena, autores persas, en fin: traté de cultivarme como esos norteamericanos que hacen todo por programa; quise leer todo. Y mientras leía todo, al mismo tiempo quería escribir. Y los libros que yo escribía desagradaban a a mis amigos. Cuando salía un libro mío los amigos no sabían cómo tratarme; querían disimular y se les veía en la cara el disgusto. Yo les daba la razón, pero creía en mi próximo libro.

Todo aquello fue bastante penoso; yo sentía mi incapacidad de escribir libros aceptables como una derrota de mi inteligencia. La verdad es que producía algo que a nadie gustaba. A mí tampoco. Me gustaba mientras escribía; después, no. Lo que sí me gustaba era la literatura; sentía que ésa era mi patria y que yo quería participar de su mundo. Probablemente pensaba que no bastaba con ser lector para entrar en la literatura. Muchas veces me dije que, de haber sido una persona un poco más sensible, yo hubiera dejado de escribir, porque escribía un libro y todos mis amigos -y después Jorge Luis Borges- me miraban con cara de tristeza y de preocupación, como pensando: "¿Qué le digo yo a éste?" Pero quizás aprendí a escribir gracias a esos errores.

No sé, no podría decir cuál fue mi primer intento literario, pero sé que cuando mi prima no me quiso me puse a escribir para exaltar mi dolor.

Yo escribí para que me quisieran; en parte para sobornar y, también en parte, para ser víctima de un modo interesante; para levantar un monumento a mi dolor y para convertirlo, por medio de la escritura, en un reclamo persuasivo. Todo eso precedió a los pésimos libros publicados, que fueron seis, además de cuatro o cinco novelas inconclusas.

Leía buscando la literatura, y escribía buscando la literatura cuando concluía mis cuentos, por un tiempo creía haber hecho literatura, creía haber acertado. Después, cuando publicaba el libro y mis amigos lo leían, llegaba el desencanto, si antes yo solo no lo había encontrado... Con La invención de Morel, una historia que no quería malograr, llegó la gran oportunidad de ponerme a prueba. Recordé el consejo de mi padre de pensar en lo que uno está haciendo, y procuré escribir con la atención bien despierta. Antes de la publicación del libro aparecieron capítulos iniciales en la revista Sur, las reacciones de algunos lectores fueron las primeras buenas noticias sobre escritos míos que recibí en la vida. Tuve una módica sospecha del triunfo, pero aún no me sentía seguro. Me preguntaba si los hombres sabios no descubrirían errores y torpezas en la novela. Con el tiempo, en un cuento que se llama "El ídolo", se me soltó la mano.

Pienso que escribir es una profesión aunque el prójimo no lo crea. Para mí fue siempre una profesión. Es, además, lo que he estado haciendo a lo largo de la vida.

Escribir por encargo es una forma, no la única, de escribir profesionalmente. Por si alguien piensa que escribir por encargo es, de un modo inevitable, algo indigno, recordaré que el Doctor Johnson, uno de los críticos de los escritores más extraordinarios, dijo en una oportunidad "Sólo un badulaque escribe por placer". Él escribía por necesidad, por dinero, y lo hacía admirablemente.

En principio no veo nada objetable en que un editor encargue una biografía para su colección de biografías o una novela para su colección de novelas. Hay buenos escritores indolentes que sin la compulsión del encargo dejarían muy poca obra. Quizá Johnson fuera uno de ellos. No voy a negar que a veces el pedido de escribir por encargo irrita al escritor. Por ejemplo, cuando le llega a uno estando desbordado por el trabajo; o cuando le piden algo ajeno a sus gustos o preocupaciones, como que escriba el libreto para una ópera a un escritor a quien las óperas no gustan. Cuando Lord Byron escribía "Don Juan", su editor, que no aprobaba ese poema, le propuso que escribiera un largo poema épico. "Odio hacer deberes", replicó Byron, y rechazó la propuesta.

Se empieza a escribir porque se tienen ganas y posibilidades de hacerlo, pero es una verdad que pensamos con particular convicción después del Romanticismo. Los escritores que escribieron para ganarse la vida, y que escribieron bien, son innumerables. Yo veo en ello una prueba de que la inteligencia escapa a las circunstancias y, en definitiva, se impone.

Cuando me preguntan que de dónde saco las ideas siempre respondo lo mismo. Si usted se dedica a escribir, el tiempo le dará la respuesta. Creo que la mente del narrador vive en una actitud que le permite descubrir historias, aunque estén ocultas; por lo general, para eso está despierta. Si escribo poco, se me ocurren menos historias que si escribo mucho." (Adolfo Bioy Casares)

jueves, 20 de noviembre de 2008

El secreto del fuego


Múltiples novedades sucedidas en estos días incendiarios:

Por el lado del CEC, y luego de la excelente repercusión obtenida en la Feria de Plottier, ya estamos en los preparativos para su presentación en Cipolletti. Dios mediante será a mediados de diciembre, hipotéticamente en el salón de la Sociedad Española (ya se iniciaron las gestiones para conseguirlo). Está previsto el acompañamiento musical de la Orquesta Juvenil de Cámara de la ciudad y de la concertista de arpa Marilú Mainetti (quienes estuvieron con nosotros en Plottier); también hay conversaciones con artistas plásticos locales para exponer sus obras durante el evento.

Iba a comentar algo sobre mí, pero mejor no. A fin de cuentas, será mejor referirlo cuando termine de pelear contra ese cuento y no ahora, cuando el enfrentamiento se ha vuelto pastoso y de pronóstico difícil.

Pasemos mejor a la lectura. Hoy te traje otro cuento de Marcel Schwob. Sí, aquel de la muerte pronta y la sepultura de hojarasca; pero también el orfebre de virtuosismo cristalino, pintor de cuentos que parecen poemas.


viernes, 14 de noviembre de 2008

El Lago de los Cisnes


El domingo, cuando íbamos para la Feria de Plottier, escuché una historia preciosa. Sí, te había dicho que te contaría de la Feria... pero puede ser la próxima, ¿verdad?.

Cómo llegamos a esa historia, no sé; sí recuerdo claramente la escena, el momento. Habíamos dejado Neuquén atrás, pero no a un sol enfurecido que lo aplastaba todo. Hablábamos de literatura, o quizás de algún recuerdo, y fue entonces que Antonio empezó a contar sobre ellos dos. Lo escuchamos en silencio, arrobados; y yo recordé lo que alguna vez había leído sobre los cisnes.

Tal vez sean mitos, alimentados por el aire misterioso de su estampa. Cuenta la leyenda que cuando un cisne elige compañera misteriosamente es para siempre, y para deleite eclesiástico sólo la muerte los separa. Recién ahí el cisne superviviente abandona al grupo y se pierde en la distancia, en algún lugar. Ya invisible, reniega de los toscos graznidos que emitió hasta entonces y canta una melodía bellísima, impactante. La naturaleza circundante inclina la cabeza y calla, subyugada por la mágica despedida de ese animal del que ya nada volverá a saberse.

Un escritor, el poeta Virgilio, fue quien talló los cristales funerarios del cisne; otro escritor, Juan Ramón Jiménez, protagonizó la historia que escuchamos camino a Plottier. A decir verdad el singular resulta injusto: es una historia de dos. Una amiga dirá de él: “Juan Ramón era de estatura mediana, y su manía de no ir al sastre y no dejarse tomar medidas hacía que sus americanas siempre anchas le dieran un aspecto más cuadrado. La blancura de la tez, el óvalo perfecto del rostro y los grandes ojos oscuros le componían una figura de gran atractivo y personalidad. Tenía una voz grave y profunda que tanto suele gustarnos a las mujeres, y sin duda alguna el modo y el estilo de su conversación es tal vez lo que más me impresionó en él desde un principio y a lo largo de nuestro trato, e incluso las últimas veces que lo ví y hablé, en condiciones muy penosas para él. (…)Pero lo primero que me llamó la atención fue su voz: un timbre especialísimo, con un acento que no era ni andaluz ni castellano del todo, y su modo de pronunciar las elles con cierto dejo de y griega”. En una conferencia, año 1913, le presentaron a Zenobia Camprubí, a la sazón la vecina de risa cristalina que se filtraba inquietante por su pared. Él se enamora enseguida, e insiste hasta vencer todos los obstáculos y formalizar su relación en 1915. Al tiempo escribió a su amigo Guerrero: “Zenobia es agradable, fina, alegre, de una inteligencia natural, clara, y que tiene gracia; esa gracia especial que se adquiere con los viajes, con la gran educación social del país norteamericano donde está educada; que sabe varios idiomas, ha viajado, ha visto muchísimo, ha leído también mucho, y con todo es muy joven". Un año después se casaron.

Empezó entonces la preciosa simbiosis entre el poeta frágil y talentoso, hipersensible a los ruidos, depresivo, atormentado; y ella, la de la risa alegre y constante, abnegada para cuidarlo, enérgica para desarrollar mil proyectos suyos. También escribía, pero eligió apoyar a Juan Ramón: "Así como enfoqué en mi juventud la idea de convertirme en maestra, muchas veces había pensado en un porvenir de escritora. Pero como no me casé hasta los veintisiete años, había tenido tiempo suficiente para averiguar que los frutos de mis veleidades literarias, no garantizaban ninguna vocación seria. Al casarme con quien desde los catorce, había encontrado la rica vena de su tesoro individual, me di cuenta, en el acto, de que el verdadero motivo de mi vida había de ser dedicarme a facilitar lo que era ya un hecho y no volví a perder más tiempo en fomentar espejismos".

Vivieron un cuento de hadas que ni la guerra civil española pudo romper, aunque sí los arrojó a un periplo de mudanzas por Centroamérica y Estados Unidos. En el interín la obra de él creció en vigor y altura, pero su salud psíquica se resquebrajaba con igual velocidad. En 1951 Zenobia se llevó a Juan Ramón a Puerto Rico: los médicos creían que lo laceraba el exilio y sugirieron un hábitat similar a la patria nebulosa.

Pero ella también estaba enferma y, aunque la habían tratado en España veinte años antes, el cáncer se le multiplicó. Viajó a Boston dos veces: la primera para ser operada y la segunda, cinco años después, para saber que le quedaban pocos meses. Empero, no dejó de ayudar a Juan Ramón en ningún momento, y fue ella quien recopiló e hizo publicar su Tercera Antología Poética.

Finalmente llegó la hora y debieron internarla. Mientras la atravesaba una agonía indecible y la muerte preparaba sus galas, emisarios de la Academia Sueca le confirmaron por lo bajo que el rumor era cierto: Juan Ramón ha ganado el Nobel de Literatura. Será ella quien le comunique la noticia a su esposo, en una escena de tristeza asfixiante, y ésas serán las últimas palabras que dirá a quien una vez, allá en los tiempos luminosos del noviazgo, escribió: "Te quiero entrañablemente, mi niño, y pienso cuánto más aún te querré luego. Juanito mío, sé valiente y vamos a hacer los dos lo mejor para el porvenir”.

Ese 25 de octubre el mundo supo la identidad del nuevo Nobel. Zenobia murió el 28. El poeta sobrevivió apenas dos años más, cuando terminó de marchitarse su alma rota, y con él se durmió también su letanía mil veces murmurada:

¿A dónde estás amor de mi vida?
Allí. Allí estás tú
Tú tienes la armonía y la paz,
pero yo no la tengo
Hasta que un día estemos juntos,
en la armonía y la paz de la otra vida.


Hoy tenemos algunos poemas de Juan Ramón Jiménez, y pronto tendrás lo prometido sobre Plottier. Lo prometo.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Nueve


En Corea, el número nueve es sinónimo de perfección. Y si bien no existe en nuestro mundo, este domingo la rozó con la punta de los dedos. Haremos un recuento rápido a ser extendido en el corto plazo, porque la sucesión de días entre libros es tan placentera como extenuante.

La Feria del Libro de Plottier estuvo fantástica, superadora de las mejores expectativas. Muchos interesados en nuestro Círculo, presentaciones a sala llena, contactos de todos los colores, buenas ventas, y así podría seguir ahora, pero será próximamente.

Por mi parte, ayer también encontré lo que siempre, en todo momento y lugar, busca un escritor: su musa inspiradora.

Sí, un domingo casi casi perfecto.

Hasta prontito.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Feria del Libro de Plottier

Después de tanta expectativa, ya estamos prácticamente ahí. Faltan un par de días, por lo que es tiempo de cumplir lo prometido la vez pasada.

Antes, no estaría mal un recuento de los últimos movimientos del Círculo de Escritores del Comahue. El lunes, junto a otros integrantes, estuvimos en el CEM 102 "3 de Febrero" (Cipolletti), donde hablamos con su director, profesoras de Literatura y las alumnas premiadas en el Concurso Literario que organizó la Municipalidad de Cipolletti, quienes fueron invitadas por el presidente del Círculo, Héctor Delmas, a sumarse al stand del CEC; volveremos a este colegio el lunes 17 del corriente, para leer a los alumnos cuentos y poemas de nuestros escritores.

Por otra parte, habrá información alusiva en los siguientes medios y fechas:

Jueves 6, 8,30 horas, Radio FM Galas.

Jueves 6, 12,30 horas, Canal 8 y FM Récord, "Con Ustedes".

Viernes 7, Diario Río Negro, sección espectáculos.

Y ya que hablamos de la Feria, te puedo dar algunas precisiones más que surgieron últimamente, a saber: el predio ferial está ubicado (si mal no nos dijeron) en calle Libertad, cerca de la Cooperativa de Luz; en palabras de Héctor: "Aprovechando el domingo por la tarde me fui a ver la preparación de las instalaciones de la feria del libro de Plottier. Está ubicada a una cuadra de la ruta, bajando en el primer semáforo yendo desde Nqn. (hay uno anterior pero es peatonal). Es una globa muy grande (larga) con dos globas adosadas lateralmente, y el domingo estaban alfombrándola, realmente muy lindo!!!". Habrán cuarenta y cinco stands, correspondiendo al CEC el número 1 (en la entrada). Como te había anticipado, a partir de las 17 (hora de apertura de la feria en sus tres jornadas) estaremos ahí, Dios mediante.

Ahora sí. Aquí está, éste es, el cronograma de presentaciones del Círculo de Escritores del Comahue:


Viernes 7 Noviembre
19 horas
· * Libros: “Conozcamos los cánceres ocultos de la fruticultura”, “Italia Hoy”, “La Historia de la Música (poca)” y “Treinta y nueve mil kilómetros de Historia”, de Hugo Raise.
20 horas
· * Libro: “Amigos del Silencio” de Aquilino Cofré
Presenta Amelia Lacuenteguy
21 horas
· * Presentación de la revista NortenSur / poesía del fin al mundo, por sus editores; Hernán Riveiro, Pablo Cazayous y Lucas Castro, presentan sus poemas en una ronda de lectura.

Sábado 8 Noviembre
De 20 a 22 horas
· * “Cacho de Cipolletti”, con sus Cuentos, poesías y otras cosas para sonreír, soñar o llorar.
Presenta la Profesora Pilar Barreto
· * Pilar Barreto presenta sus cuentos y poemas.
· * Manuel Plaza, con sus poemas
Presenta la Profesora Pilar Barreto

Domingo 9 noviembre
De 18 horas a 20.30 horas
· * Libro: “Estrellas Blancas” de Matías Stiep.
Presenta Amelia Lacuenteguy
· * Libros: “Debilidades Humanas” y “Los Desheredados del Amor”, de Antonio Pérez Bambill (“El Aprendiz”)
Presenta Amelia Lacuenteguy
· * Libro: “Directo al Corazón” de Ramón Oliva ("Chamorrito")
Presentan Alba Burgos - Amelia Lacuenteguy
· * Libro: “La Historia que me Parió” de Héctor Delmas
Presenta Amelia Lacuenteguy



Dado que la proxima actualización será luego de la Feria, quiero decir gracias a:

* Integrantes de la Orquesta de Cámara juvenil de Cipolletti, a su director Sr. Jorge Larrigaudiere, y a la Sra. Marilú Mainetti, que se prestaron gentilmente para el acompañamiento musical de nuestras presentaciones. Personalmente, tuve el honor de que una presentación de Estrellas, en el 2003, fuera enaltecida por la magia del arpa de Marilú.

* Amelia, por acompañarme hoy, igual que ayer. Estuvo en la primera, allá en octubre del 2001, y estará en ésta, la última presentación de "Estrellas Blancas". Sí: la próxima vez que presente un libro será mi segundo (si Dios quiere).

* Melina, por el emblema del Círculo de Escritores del Comahue (que ves arriba), y también por su presencia.

* Señor Luis Gabis, director de Cultura de Plottier, por invitarnos a participar de este evento.


Y por la misma razón, te dejo un cuento de Osvaldo Soriano, otro más de su cálido "Cuentos de los años felices".

¡Nos vemos en la Feria!

sábado, 1 de noviembre de 2008

Preparen, apunten...


Así vemos a Plottier, su estación de ferrocarril, desde nuestro imaginario tren de palabras. Porque falta menos de una semana para la Feria del Libro de dicha ciudad neuquina, y el Círculo de Escritores del Comahue ya está listo para lo que será su bautismo de fuego en sociedad. Hasta ahora nos hemos reunido; sigue creciendo la cantidad de miembros, provenientes de todo el valle; hubo repercusión en los medios de la región (por ejemplo, el diario Río Negro); logramos el apoyo del Municipio cipoleño, que nos acaba de brindar un espacio para nuestros encuentros; y así podría seguir. Pero este será el primer evento público al cual asistiremos como "Círculo de Escritores del Comahue".

Las expectativas son las mejores: tendremos un stand, ubicado en un sitio preferencial del Predio Ferial, Cultural y Deportivo (lugar de la cita); y también presentaciones de libros, cuentos y poemas de: Hugo Raise, Aquilino Cofré, revista NortenSur/poesía del fin del mundo (Hernán Riveiro, Lucas Castro y Pablo Cazayous), "Cacho de Cipolletti" (Jesús Ruíz), Prof. Pilar Barreto, Manuel Plaza, Antonio Pérez Bambill ("El Aprendiz"), Ramón Oliva ("Chamorrito"), Héctor Delmas, y un servidor que esto escribe.

Como veníamos anticipando, esta Feria del Libro tendrá lugar los días 7, 8 y 9 de Noviembre, a partir de las 17 hs. (hasta las 22 hs. aproximadamente, aunque no hay hora de cierre establecida de antemano). Habrá un amplio abanico de propuestas: actuación de grupos musicales, teatro, exposiciones fotográficas y pictóricas, títeres, muestra de ajedrez, etc. Por supuesto, también encontrarás bibliotecas, librerías y editoriales.

En los próximos días publicaré la grilla de presentaciones del CEC, con día y hora correspondiente a cada escritor.

Desde ya, te invitamos al evento y especialmente a nuestro stand y presentaciones, en esto que será un hito fundamental en la historia del Círculo de Escritores del Comahue.