martes, 17 de junio de 2014

Despertar




Ocho meses afuera. Una hibernación, de hecho, recordando lo dicho antes.

Durante esas treinta y dos semanas, además de los absorbentes quehaceres del oficio de escritor (una novela de casi 400 páginas), dediqué reflexión a este abandonado espacio. La culpa, claro. Y advertí que el anterior paradigma se había agotado. Sopesé entonces la clausura con o sin anuncio; también el abandono sin más trámite...

Pero resulta que acá estamos.

Poco a poco iré reencausando a este Jardín. Quizás ya no sea una mera caja de resonancia para otras voces. Tal vez ahora quiera hablar.