sábado, 30 de octubre de 2010

Allá y acá



En la foto (gentileza de Pablo Tolosa, extractada de su blog "Malditos Animales"), se puede ver un rinconcito de la última Feria del Libro de Frankfurt. En la repisa inferior del medio, los libros de Silvia Rodríguez y del mismo Pablo (también en el segmento aumentado). En la de más abajo, sobre la derecha, mi Yo el pájaro y el cielo. Realmente, aún no lo dimensiono del todo.

Por este lado, en el corto plazo hay posibilidades concretas de presentar la novela en la próxima feria del Libro de Plottier. Apenas tenga novedades, acá estarán.

domingo, 24 de octubre de 2010

Plata quemada



En 1997, la concesión del prestigioso Premio Planeta de Novela levantó humareda. Gustavo Nielsen, el finalista, inició un juicio alegando que el primer premio del certamen había sido determinado de antemano, verbigracia un suculento contrato editorial firmado tiempo antes. El concurso lo había ganado el inefable Ricardo Piglia. Nielsen también ganó, pero el juicio.

La controversia vino a empañar un poco los abundantes méritos de Plata quemada, la novela victoriosa. A lo mejor también le valió una mayor exposición, más ruido y por ende más ventas. Ya se sabe cómo somos. Incluso se hizo una película bastante celebrada.

Piglia rescató un suceso policial verídico, ocurrido tres décadas antes, y enseguida olfateó el potencial de la materia que tenía entre manos. Entonces investigó hasta el fondo todas las aristas del asunto. Trajinó redacciones, pisó Juzgados; tuvo acceso a archivos, a expedientes e incluso a las escuchas de los micrófonos ocultos en el departamento montevideano donde sucedió la batalla final. Cumplido el periodista, llegó el turno del escritor para tamizar tanto material y urdir la magia. Vaya si lo hizo.

La escritura nos empuja de nuevo a 1965. Enrique Malito, apellido al tono, cerebro preciso de tantos atracos e ingenierías criminales, supo que en aquel septiembre necesitaba contar con la mejor tropa disponible. Si bien había canjeado un porcentaje del botín por connivencia política y policial, asaltar un banco en pleno centro de San Fernando no era un juego. Despues de todo, el plan era hacerse a sangre y fuego con un dineral destinado a la Municipalidad.

Asaltar bancos y camiones de caudales nunca fueron faenas para principiantes. Malito convocó entonces a viejos conocidos: el Nene Brignone, el Gaucho Dorda y el Cuervo Mereles. Uno más pesado que el otro, bien distintos sus orígenes, pero aun así hermanados por ese lazo indestructible que nace bajo el fuego cruzado, con el vértigo de un asalto, o en la mirada cuando desde afuera la policía anuncia que la cuadra está rodeada.

Malito prepara todo y, cuando así lo dispone, su trío va, mata y roba. Pero en el interín cambian el plan: ya no quieren compartir el botín con el otro lado de la ley. A fin de cuentas, sólo ellos se jugaron el cuero, dice el Cuervo. Inmediatamente empieza el escape de unos y la cacería de los otros, los desairados.

Los tres consiguen pasar a Uruguay, donde terminan entrampándose en un departamento de Montevideo. Pronto se levanta un operativo monumental que convierte al bulín en una ratonera. Al parecer no hay manera de escapar. Hasta allá llegará el comisario Silva, un áspero exponente de la Bonaerense de los sesenta, enemigo mortal de los tres atrincherados, también brutal en sus métodos, igual de implacable. Unos y otros ya saben que no conviene dejar sobrevivientes.

Entre esas paredes pronto borroneadas por los gases lacrimógenos y el humo, asediados por la insidia de los francotiradores, los tres resisten a pura prepotencia de balazos, drogándose para quebrar al sueño, para recrear el aire de la calle en la cara, la dulzura inaccesible de una fuga, otra más.

La policía embiste y rebota sin éxito, y luego de cada intentona se suman viudas nuevas que recibirán en mano una gorra el día después. Caen cinco, diez, una docena de uniformados. Adentro, y hasta el fin de esa decadente y salvaje reedición de las Termópilas, alucinados, quemándose las manos con las ametralladoras, el Nene, el Gaucho y el Cuervo recuerdan la aridez del pasado, el amor y la locura de ese presente que les sabe a quirogueana redención, la muerte de siempre.

Llegará la hora más oscura de la noche, y entonces el estupor a nivel de la calle cuando una lluvia lenta y fulgurante se desprende desde las ventanas de ese departamento arrasado: son los billetes del botín, quinientos mil dólares que caen prendidos fuego, como luciérnagas. 

"Y después de todos esos interminables minutos, en los que vieron arder los billetes como pájaros de fuego quedó una pila de ceniza, una pila funeraria de los valores de la sociedad (declaró uno de los testigos), una columna bellísima de cenizas azules que cayeron desde la ventana como la llovizna de los restos calcinados de los muertos que se esparcen en el océano o sobre los montes y los bosques pero nunca sobre las calles sucias de la ciudad, nunca las cenizas deben flotar sobre las piedras de la selva de cemento."

Novela áspera, incómoda, desnuda de precauciones y delicadezas, Plata quemada arrincona con su ritmo e impacta con su poesía brusca, salvaje. Sin moral ni concesiones, con un entramado magistral de tiempos y voces, golpea y atrapa como corriente eléctrica.

Al final recordará Piglia: "Una tarde, a fines de marzo o principios de abril de 1966, en un tren que seguía viaje a Bolivia, conocí a Blanca Galeano, a quien los diarios llamaban "la concubina" del pistolero Mereles (...). Ella me habló de los mellizos, del Nene Brignone y del Gaucho Dorda y de Malito y el Chueco Bazán y yo la escuché como si me encontrara frente a una versión argentina de una tragedia griega. Los héroes deciden enfrentar lo imposible y resistir, y eligen la muerte como destino."

domingo, 17 de octubre de 2010

Declive




De golpe se postergó el cierre de la Feria del Libro de Cipolletti, que ahora será el próximo domingo 24 (este lunes estará cerrada). Lo que puede la bronca de los expositores.

El devenir del evento decepciona. En principio las expectativas eran buenas, dado el regreso a un espacio cerrado, amplio, a la altura de la circunstancia, por suerte ya descartado aquel globerío infame. Pero hasta ahora ha ido poca, muy poca gente. Un síntoma. Basta recordar cómo reventaban de público las ediciones anteriores para advertir que algo grueso está fallando.

Creo que prefiero no hablar más del tema. Por decir algo, me irrita pero sobre todo me entristece que, habiendo tantos escritores nacionales de fuste como para invitar, se insista con traer como figuritas a mediáticos de la televisión, como ser un modisto (en la anterior), o ahora un periodista de chimentos. Dicho con todo el respeto que me puedan merecer, claro, pero sucede que esto es (al menos en teoría) una Feria del Libro. De hecho, eso mismo reza el cartel fijado encima de los portones de acceso. Pero en vez de escritores se trae a personajes extraños a las letras, que sólo pusieron la firma y la cara a un libro escrito por otro, por un ghostwriter. De Literatura, cero.
Naturalmente, la culpa no es de ellos: los fueron a buscar. Quienes los invitaron podrán alegar arrastre, poder de convocatoria; mientras, los dedos bailoteando en la calculadora, la media sonrisa, un brillito en la mirada, porque sus cuentas les cierran. Supongo que de ahí la insistencia con esas invitaciones casi exóticas, que traslucen un rumbo, una política. Tristemente, tienen algo de razón: Hubo cuadras de cola para ver al modisto, y el chimentero se paseó rodeado por un enjambre de adulación, como Borges debió haberlo hecho tantas veces en la Feria de Buenos Aires. Pregunto: si esta realidad impresiona, desagrada, asquea, ¿para qué está la Cultura entonces, si no es para enderezarla, reconvertirla, transformarla? 

Parece broma que la figura central de una Feria del Libro sea un periodista que cubre la farándula. Se pudo escuchar claramente en todo el predio cuando lo presentaron, parafraseando el nombre de su programa, como "un Intruso". Nunca una palabra fue tan justa.

lunes, 11 de octubre de 2010

Presentación



Ayer presentamos los libros en la séptima Feria de Cipolletti, tal como rezaba el anuncio tan reiterado de estos últimos días.

No pudo estar Silvia Rodríguez, pero sí Pablo Tolosa, y con él leímos algunos poemas de Después del temblor. Luego fue el turno de Pablo, quien leyó tres cuentos de su Malditos Animales, y finalmente me tocó a mí hablar un poquito y leer un fragmento de mi Yo el pájaro y el cielo, improvisado a última hora en detrimento de los dos pedacitos que hasta ahora venía leyendo en las presentaciones.

Antes del evento, los imponderables de siempre. Teóricamente venía desde Bariloche una representante de Cultura provincial, pero al parecer se perdió en el camino. Según gente del Fondo Editorial Rionegrino, Cultura municipal tenía a alguien listo para oficiar la introducción al evento... aunque resultó que no era tan así, y quien fue designado al efecto (apenas minutos antes de arrancar) no apareció nunca... o casi nunca, porque lo vi pasar por afuera en plena presentación. Esto, sin mencionar que quince minutos antes de la hora señalada se cambió la sala fijada para el evento, con los inconvenientes esperables para los invitados ya apalabrados y la difusión realizada en la semana.
En resumen, los tironeos usuales a los que uno se termina acostumbrando y dejando resbalar (la alternativa es amargarse y notarás que no pinta muy seductora que digamos). Y aclaro que esta disgresión no es por mí, sino porque contamos con la visita de un escritor que ganó un primer premio, que se vino desde Viedma con su familia para realizar esta presentación, y no me parece que estos manejos sean la mejor acogida a un huésped. Respecto a la primera parte del párrafo, varias personas me hicieron comentarios luego del acto, elogiando la presentación pero también lamentando que las autoridades culturales (textual) "los dejaron solos", mencionando expresamente que los tres libros se están exponiendo ahora mismo en la Feria del Libro de Frankfurt.

Por nuestra parte, remamos y pusimos lo mejor para que la presentación saliera bien y fuera agradable para el público que practicamente llenó la sala. Creo que lo logramos, y me quedo con eso.

Quiero Agradecer, así con mayúsculas, a todos y cada uno de los que nos acompañaron en este momento tan especial para cualquier escritor. De corazón, sus presencias hicieron que todo valiera la pena.    

Ya que estamos, hoy apareció una mención en La Mañana de Cipolletti (click acá para leer la nota).

sábado, 9 de octubre de 2010

Veintitres



Juro que esta mujer me ha partido los sesos,
Por que ella sale y entra como una bala loca,
Y abre mis parietales y nunca cicatriza,
Así sople el verano o el invierno,
Así viva feliz sentado sobre el triunfo
Y el estomago lleno, como un cóndor saciado,
Así padezca el látigo del hambre,
así me acueste
O me levante, y me hunda de cabeza en el día
Como una piedra bajo la corriente cambiante.


Así toque mi citara para engañarme, así
Se abra una puerta y entren diez mujeres desnudas,
Marcadas sus espaldas con mi letra, y se arrojen
Unas sobre otras hasta consumirse.


Juro que ella perdura porque ella sale y entra
Como una bala loca,
Me sigue a donde voy y me sirve de hada.


(Gonzalo Rojas)

jueves, 7 de octubre de 2010

Feria del Libro de Cipolletti



Mañana viernes a las 20 horas es la inauguración, en el mismo predio ferial (calle 25 de Mayo, entre Roca y San Martín). A partir del sábado comienza a funcionar como tal, extendiéndose hasta el 17 de este mes.
Acá, un programa de los primeros días, cortesía de CipollettiPortal.

Quiero reiterarte la invitación para este domingo 10 a las 20 horas, cuando en la sala 1 del predio presentemos los tres libros ganadores de la Convocatoria de Escritores 2009 del Fondo Editorial Rionegrino: Malditos animales (Pablo Tolosa, cuentos); Después del temblor (Silvia Rodríguez, poemario) y Yo el pájaro y el cielo (novela, autoría de quien esto escribe). Vale la pena recordar que estos volumenes integran el stand argentino en la Feria Internacional del Libro de Frankfurt que se desarrolla por estos días.

¡Te esperamos!

sábado, 2 de octubre de 2010

Ferias



Del Libro, dos y en este Octubre que ya empezó. Una a lo lejos, la mundial de Frankfurt, donde Yo el pájaro y el cielo integrará el stand argentino junto a los otros libros premiados por el Fondo Editorial Rionegrino. Justo ayer salió una nota alusiva en La Mañana de Cipolletti.

Por otra parte, el próximo domingo 10 de octubre, a las 20 horas, presentaremos en la Feria del Libro de Cipolletti a los mismos libros, la tríada de primeros premios de aquella Convocatoria de Escritores: Malditos animales (Pablo Tolosa, cuentos), Después del temblor (Silvia Rodríguez, poemario), y la novela ya mencionada, de quien esto escribe.

No está de más recordar que la Feria se inaugura el viernes 8, comenzando a funcionar como tal a partir del sábado 9 y hasta el domingo 17 de este mes inclusive, en el predio sito en calle 25 de Mayo al 100 (entre San Martín y Roca) de nuestra ciudad.