viernes, 2 de enero de 2009

Amanecer


Sin tiempo que perder. Por eso estamos acá, inaugurando otra vez la temporada de caza apenas despuntado el 2009. Cacería de sueños y palabras, como decíamos exactamente un año atrás. Incluso en este momento, en que el reloj me acosa (en el sentido más literal de la palabra), no quise esperar para reaparecer por acá. Si no era ahora mismo era mañana, lo sé; cosas con las que no te voy a atiborrar ahora.

La última vez, anteayer, se me pasó por alto hacer un agradecimiento. Es para un camarada de las letras, español, el primer seguidor de esta página según consta ahí al costadito. Confieso que fue una linda sorpresa, porque apareció de golpe y fue entonces que supe de su sitio (que por cierto me gustó mucho, quizás en algún momento cuelgue acá un poema suyo). La magia de la tecnología, tan denostada a veces, pero que en este caso puntual permite que dos escribas puedan leerse y compartir sus escritos, aun cuando los separan miles de kilómetros y es francamente improbable que se conozcan alguna vez.

Por lo demás, hoy seré breve; no es verso que el minutero me está aguijoneando. Tengo un sentimiento bonito de esperanza en lo que viene. Confío en que este año sirva para saldar cuentas viejas, ya pesadas de tanto calendario y hojarasca acumulada; también, que sea tiempo de consolidación para otros sueños y proyectos emprendidos en los meses pasados.

Ojalá que así sea, para mí y para vos. Que tengamos fe en este y el próximo amanecer, confianza en nosotros, una sonrisa siempre flor, y la fortaleza del agua, paroxismo de la flexibilidad y adaptación, para que nada nos quebrante. Seguramente se me están pasando por alto varias intenciones pero el tiempo es tirano como en la televisión.

Brindemos por eso, estimado compañero y querida amiga, fundamentos del tiempo y esfuerzo que pongo en este rinconcito virtual.
¡Hasta pronto!


No hay comentarios.: