viernes, 22 de agosto de 2008

Dulces Profecías


Qué bonito día, ¿no te pareció? Creo que si uno alzaba la vista, podría haberse encontrado con un reflejo exacto de la foto. Un día luminoso y perfumado de primavera este viernes, antesala para las promesas del fin de semana.

Hubo un repunte notorio en la afluencia de gente al predio, fertilizante para los buenos augurios. Aparecieron varias personitas conocidas, brisa fresca y azul para las relaciones públicas. Por otra parte y pasando a cuestiones más pedrestes, comercialmente la cosa también pintó esplendorosa. Se vendió bastante, de casi todos los "escritores independientes". Yo me anoté dos porotos encajando sendos libros de un colega a emisarios del Fondo Editorial Rionegrino. Estoy considerando la posibilidad de pedirle comisión al respecto. Creo que me corresponde una teca, ¿no?

Finalmente, porque el hambre arrecia luego de las horas de guardia en el stand, pasamos al cuento diario. Esta vez tenemos de vuelta a un escritor ya conocido por nosotros: Augusto Monterroso. El mismo guatemalteco a quien corresponde la autoría del decálogo que colgué hace un tiempo. Como siempre, podés acceder clickeando acá.


¡Hasta prontito!

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