jueves, 20 de septiembre de 2012

Lejano Oriente




"La esvástica es una perfecta muestra de lo que pasa cuando los occidentales importan elementos orientales. Fijate que les dimos la esvástica y qué nos devolvieron, el nazismo. Y así con todo: les dimos la pólvora y nos devolvieron la guerra, les dimos el papel y nos devolvieron la deforestación del Amazonas, les dimos la pintura fosforescente y nos devolvieron el graffiti, les dimos el paraguas y nos devolvieron la lluvia ácida, les dimos los naipes y nos devolvieron la escoba del quince, les dimos la seda y nos devolvieron la arpillera, les dimos la tinta y nos devolvieron las mujeres teñidas, les dimos la porcelana y nos devolvieron el plástico, les dimos la brújula y nos devolvieron un mundo sin rumbo."

(de Un chino en bicicleta, de Ariel Magnus)

jueves, 13 de septiembre de 2012

Volvió una noche




Y no lo esperaban, parafraseando al tango. Evidentemente hubo un paréntesis, estepario, de arena hostil que se arrellana en los tajos implícitos. Pero, siempre, cada vez, la sorpresa de un respiradero eventual, la punzada blanca de un charco donde relampaguean la tarde, la luna hecha pedazos. Versos, párrafos, corales donde sangrar alegremente, la sonrisa mojada contra el sol: 

"Y ellos continuaban avanzando, sin saber, atravesando el vino de la primera misa, la lucha por el pan de cada día, la ignorancia y la necedad.
Avanzaban, alegres, distraídos, pocas veces dudando; tan inocentes, relajados o tiesos, hacia el hoyo final y la última palabra. Tan seguros, comunes, callados, recitadores, imbéciles.
El hoyo los había estado esperando sin verdadera esperanza ni interés. Ellos caminaban divertidos; unos se apoyaban en otros; algunos seguían solitarios y sonrientes, hablando a solas y en voz baja. En general, discutían planes y hablaban del futuro de sus hijos y de las pequeñas y grandes revoluciones que sostenían en libros clavados en las axilas. Alguno movía los brazos mientras divagaban sobre recuerdos de amantes y flores mustias que llevaban el mismo nombre."

(fragmento de Dejemos hablar al viento, de J.C. Onetti)

lunes, 30 de julio de 2012

Todavía





la escarcha unánime, el mediodía exangüe -su sangre blancuzca goteando en la cara-, la desazón de las brújulas y los pies rajados. 
¿y qué con este acero en las tripas? pregunté. ¿Y qué con el niño interior perdido en el bosque?
Nada. Cerrar los ojos. Shhh. Porque de una grieta germinará el trino, se inmiscuirá su tibieza necesaria:




Recuerdo el frío del amanecer, los círculos de los insectos sobre las
tazas inmóviles, la posibilidad de un abismo lleno de luz bajo las
ventanas abiertas para la ventilación de la enfermedad, el olor triste
de la sosa cáustica.

Pájaros. Atraviesan lluvias y países en el error de los imanes y los
vientos, pájaros que volaban entre la ira y la luz.
Vuelven incomprensibles bajo leyes de vértigo y olvido.

No tengo miedo ni esperanza. Desde un hotel exterior al destino, veo
una playa negra y, lejanos, los grandes párpados de una ciudad cuyo
dolor no me concierne.

Vengo del metileno y el amor; tuve frío bajo los tubos de la muerte.
Ahora contemplo el mar. No tengo miedo ni esperanza.

Eres sabio y cobarde, estás herido en las mujeres húmedas, tu
pensamiento es sólo recuerdo de la ira.

Ves la rosas temibles.
Ah caminante, ah confusión de párpados.
Hay una hierba cuyo nombre no se sabe; así ha sido mi vida.

Vuelvo a casa atravesando el invierno: olvido y luz sobre las ropas
húmedas. Los espejos están vacíos y en los platos ciega la soledad.
Ah la pureza de los cuchillos abandonados.

Amé todas las pérdidas.

Aún retumba el ruiseñor en el jardín invisible.



(fragmento de Aun, de Antonio Gamoneda)

domingo, 22 de julio de 2012

Cenizas







“Escribir es buscar en el tumulto de los quemados el hueso del brazo que corresponda al hueso de la pierna.”


(Alejandra Pizarnik)

lunes, 16 de julio de 2012

Díptico







Podría ser el lamento de la hierba requemada bajo los pies.
El latido de un cuerpo que se escurre.
Las volteretas tristes de esa ceniza -nostalgia de pétalos, de ayer en colores- en el viento.





"No hay luz sino estupor de luz
en este jardín abrasado
de frío y lenta escarcha donde
alguien cuya sombra te evoca
remueve sin prisa la tierra
y deja en los surcos un hilo
de luz fría donde mis ojos
desde esta página te anuncian
y dicen verte, aunque no estés.


*


Hago inventario de tu ausencia:
ojos no usados, aire intacto,
las horas como lumbre escasa
que el aire no aventa ni excita.
En todo espío transparencias,
temblor que es tu cuerpo inasible.
Hago inventario de tu ausencia
para que sepas de tu vida
a mi lado, cuando no estás."



(Díptico, de Jordi Doce)