miércoles, 1 de abril de 2009

Esplendor


Brillante albor de abril. Quizás impensable tiempo atrás, pero pareciera ser tiempo de que varias cuestiones pendientes vayan acomodándose, suavemente, en sus sitiales correctos. Bueno, alguna vez te comenté sobre cierta manía que tengo: un tono ambiguo para referirme a mí. Habrás notado que esta no es la excepción.

El otro día te prometí un cuento. ¿Qué decir de Faulkner? Hubo algunos Nobel de Literatura que fueron controversiales, como así tambien otros cuyos merecimientos resultaron frustrados por razones varias, extra-literarias por lo general (Borges y Yourcenar, por poner dos nombres). Pero si hubo un ganador sin discusiones del laurel máximo, ese es William Faulkner. Se autodefinía como "un granjero que cuenta historias", pero fue dueño de un talento irrepetible, de una maestría técnica que no es de este mundo. "El sonido y la furia" es, entre sus libros, quizás aquel que muestra a las claras su infinita gama de recursos. Joya de la narrativa experimental, está estructurada en cuatro capítulos a cargo de diferentes personajes, integrantes de una decadente familia del más rancio sur estadounidense: Benjy, autista y con retraso mental, que percibe el mundo con simpleza rústica, pero que tiene destellos de cierta y especial percepción; Quentin, el más inteligente de la familia, torturado por sus traumas y demonios, martirio que lo va desangrando a través de páginas y páginas en las que Faulkner exhibe lo mejor de sus inigualables condiciones (en este caso, con dos de sus juguetes predilectos: el monólogo interior y el flujo de conciencia). Quedan dos capítulos, claro, pero lo dejamos acá porque aún no terminé el libro.

Ah, me olvidaba del cuento. Como siempre, pulsando en el texto coloreado accedés a él.

¡Hasta pronto!

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