viernes, 21 de marzo de 2008

Un duende pintor de cordillera



Con esa preciosa metáfora llamaron al otoño los Hermanos Berbel, legendario dúo folclórico de Neuquén, en una de sus canciones, "Otoño en Huechulafquen" (la que, dicho sea de paso, podés escuchar en el reproductor del costadito).

Es la estación que hoy comienza y una de mis preferidas. Además de lo agradable que resulta el clima, está ese perfume a nostalgia; esa cosa melancólica de árboles amarillos que lagrimean hasta quedar con el alma vibrando en el ramaje desnudo, como si buscaran martirizarse en ese invierno cuyos pasos ya resuenan a lo lejos.


Hoy no me voy a extender demasiado. Sólo quería adelantar que seguiremos abordando la obra de escritoras durante lo que resta de marzo. Seguramente habrá tiempo para una o dos más.


Por otra parte, y no menos importante sino todo lo contrario, quiero pasar un mensaje personal. Por estos días, dos personitas que quiero sobrellevan momentos difíciles. Para ellas, entonces, cuelgo esta foto del peral de Soriano. Como se ve, ya no es aquel esqueleto famélico y puntiagudo de la otra vez.



Ahora el árbol que alguna vez supo ser escondite para Osvaldo está vivo y reluciente.

De todo corazón deseo que ustedes también puedan encontrar un refugio así de luminoso.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias!

Anónimo dijo...

Gracias!

Matías dijo...

pero por favor!!! faltaba mas!
gracias hacen los monos decia un amigo mio ;)

Matías dijo...

Aaaaa boeeeeeeno!!!

Si estas no son estrategias de marketing...