martes, 4 de marzo de 2008

Margaritas en el Jardín de las Quimeras



Título algo extraño para hoy. Es un burdo juego de palabras entre el nombre de la autora que nos convoca y su primer libro de poemas. ¿Y quién es ella?. Nada menos que Marguerite Yourcenar, la primera mujer que integró la Academia Francesa. Pero vamos por partes.

Yourcenar nació en Bruselas, en el lejano 1903, bautizada como Marguerite de Crayencour por su padre francés y su madre belga. Esta última murió muy poco después de darla a luz, tras lo que su progenitor se trasladó con su hija a una hacienda en el norte de Francia, escenario donde brindó a Marguerite una refinadísima educación. Basta con decir que tenía diez años cuando aprendió latín y dos más cuando el señor Crayencour ilustró a su hija en los recovecos polvorientos del griego clásico. No sólo esa instrucción influiría luego en la futura abanderada de la literatura francesa; también los innumerables viajes que revelaron a ambos los rincones más exóticos de cada continente.

El mundo antiguo orbitó en torno a la obra de Yourcenar. Fue una exponente paradigmática de la novela histórica, especialmente por un diamante que pulió con paciencia a lo largo de diez años hasta convertirlo en una gema mágica. Lo tituló "Memorias de Adriano" y recrea con puntillosa exactitud la vida y obra de uno de los más recordados emperadores de Roma. Dicho sea de paso, libro que estoy leyendo y te recomiendo con ahínco. Es realmente conmovedora la precisión en las palabras; lo implacable de su adjetivación; la fuerza de las imágenes con las que te ametralla casi línea a línea. No en vano este libro, considerada su obra maestra, hizo llegar el anagramático seudónimo de su autora a los confines del mundo.

La consagración no fue suficiente para detener el impulso feroz por escribir que la espoleó toda su vida. De esa forma siguió creando, tanto poesía como narrativa y ensayo. Los galardones comenzaron a lloverle: en 1970 ingresó a la Academia belga y diez años después hizo lo propio en la de Francia, para inmortalizarse así como la pionera en detentar este ilustre honor.

Hoy tenemos un cuento de Marguerite, inédito, muy bonito por cierto. Para acceder clickeá acá.
El tiempo y sus estrecheces conspiran contra mí por estos días. Quizás me ausente un tiempo de acá... o quizás no. ¡Pronto lo sabrás!.

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