sábado, 28 de noviembre de 2009

Cosas que no soporto en un poema



Gracioso título el de ese libro. Y ya que hablamos de poemas, un pedacito de aquel reciente berrinche:



Resbala en el vidrio
mi cara acribillada de lluvia,
en el párpado una hamaca rota
y roja.
No estás

Tu ausencia es un grito helado
un eco de cristales quebrados,
borrasca de espinas y noches
que se derriten despacio,
clavos que mastican la carne.

Mientras tanto, lejos
tu risa es un amanecer
de pétalos y luces,
tu voz una jungla en celo.
Imposible ese orfebre
De lo que hay en tus ojos.

Es que el recuerdo talla puños
con la caricia de tu sombra.

Y yo,
mientras, apenas
un arrastrar sediento
por los médanos
que urden la tumba.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Orfebre



Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.


(Fábricas del amor, Juan Gelman)

lunes, 23 de noviembre de 2009

Iluminando


En nuestra meseta, ignorada por las luces vanidosas del puerto, también hay gente que produce gemas. Mucha gente productora, dicho sea de paso. Uno es Carlos Juárez, plástico de origen cordobés que se radicó en Neuquen allá por 1981 (justo el año de mi natalicio).

Multipremiado, expositor de alcance nacional y también internacional (llegó a exponer en Montreal, Canadá), jurado de numerosos salones y bienales, Carlos está exponiendo sus obras ahora mismo en el MNBA de Neuquén. Vale absolutamente la pena pegarse una vuelta. (Nota alusiva en el Río Negro)

Tiene una página, http://www.carlosjuarez.com.ar/, donde podemos encontrar su obra visual y también una deliciosa colección de haikus.

Gracias por tu arte, Carlos.

domingo, 22 de noviembre de 2009

De locura y de muerte



Hace un tiempo se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento de E. A. Poe. El bicentenario, para ser más exacto, palabrita ahora en boga.

Hoy día se lo reconoce como un gran maestro indiscutible. Incluso, primer profeta de géneros como la narrativa de ciencia ficción y el policial, en su vertiente más clásica: la del investigador deductivo, que resuelve los crímenes mediante lógica y razón, como si fueran rompecabezas. Opuesto, claro, a los exponentes de la posterior novela negra, con Chandler como abanderado. En el caso que nos ocupa, fue padre del gélido y ultrarracional detective Auguste Dupin, bastante antes de que Conan Doyle alumbrara al prototípico Sherlock Holmes. Actualmente no sólo se le reconocen estos laureles, sino que también se suele referenciar a Poe como un autor atormentado, proscripto por la sociedad norteamericana de su tiempo, la que lo señalaba como loco, farsante, charlatán, alcohólico perdido. Y más aún, que murió pobre y olvidado, un lugar común a estas alturas.

Empero, ciertos biógrafos han concluido recientemente en que hay algo de mito en esas afirmaciones, hechas dogma por la repetición y el paso del tiempo. Algo parecido a la infelicidad de Kafka, o la incultura literaria de Hemingway.

Bien, un resumen de este cambio de concepción en este artículo. Por el otro lado, hay un cuento de Poe que desde chico me supo fascinar. Especialmente, me gusta la forma en que logra esa atmósfera sombría, de encierro y colores tétricos. ¿Cuál? Éste mismo.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Delirante y exacta



Finalmente, de dos Ferias terminó siendo media. La de Jacobacci, aquella a la cual me habían invitado dos meses atrás, venía navegando por aguas despejadas, animada y en línea recta, hasta que apareció una jauría de témpanos que no estaba en los mapas. Era naufragar o dar media vuelta y guardar los aparejos para el año próximo. Tuve que elegir la segunda.

Algunas esquirlas de aquel hielo me dejaron un día sobre tres de la restante, Plottier. Resultó el domingo, jornada de cierre y con augurio de buena concurrencia. Prolijo y bien preparado el lugar, un galpón reciclado por la municipalidad y ahora destinado a eventos culturales (conste que hago un denodado esfuerzo para no comparar con las tolderías de nuestra querida feria cipoleña...). Lo visto, los comentarios y las voces en el éter coincidieron en una concurrencia diluida. Quizás falló la promoción. A tener en cuenta para la próxima. Empero, creo que en líneas generales es un aprobado, merced a la carta ganadora: la intención de apostar por la cultura.

Otro tema. Últimamente se me está dando un berretín por la poesía. Ciertamente, es inédito que me lo permita. Por incapacidad, prurito, "vergüencita", desidia, o vaya a saber uno qué, pero desde siempre ella y yo nos miramos de costado y, salvo algunos escarceos relampagueantes, la relación era más bien indiferente. "Narrativa", mi mantra cuando me preguntaban por los géneros literarios en que escribía (o intentaba escribir); ella, por el otro lado, me habilitaba de a gotas esa suerte de nirvana linguístico de donde brotan los poemas. Pero algo crujió, algo se movió, porque en un momento ya nos mirábamos de otra forma, ya no nos incomodó la presencia del otro ahí, cerca y relamiéndose. De la calidad no vamos a hablar, mi autoexigencia me lo tiene vedado. Es que en la poética sí que soy aprendiz, pero creo que vale este cambio de paradigma.

Ya que estamos, un paneo sobre el Círculo de Escritores del Comahue. Sintéticamente: ya está iniciándose la segunda antología; la presentación en Bahía entró en un impasse; para diciembre probablemente se haga algún evento en la zona.

Hablábamos de poesía. Retomamos, pero ahora de la buena: otra perla del maestro D´Ors.

Desconocidos que te escriben cartas.
En tus versos, confiesan -entre un torpe amasijo
de entusiasmo, inocencia y metáforas ciegas-,
reconocen su vida.

Muchachos que han quemado unos pedazos
de sus mejores años componiendo,
con la más despiadada sinceridad, poemas
tuyos (que te parecen tan mediocres
como los tuyos tuyos).

Antologizadores que te ponen,
como ropas extrañas, adjetivos,
etiquetas, propósitos que jamás soñarías.

Amigas de tus hijas que te estudian en Lengua
y que tienen que hacer un comentario
de texto (¿o cementerio?) y te preguntan
sobre las estructuras.

Hispanistas que vienen a enseñarte quién eres.

Y tú siempre dudando -y dudando tus dudas-
si es que ellos no se enteran
de nada, o si tal vez están burlándose
de ti, confabulados
en una broma cósmica (pero esto me parece
demasiada crueldad para ser verosímil),
o si acaso -y entonces eres tú
quien no se entera- de tu boca sale
la voz incandescente de un algún ángel
-pero esto es ya ponerse demasiado sublime-.

Sólo hay dos cosas claras:
que por alguna parte hay un malentendido
y que todo este embrollo
es lo que llaman Gloria.