martes, 15 de noviembre de 2011

Ser o no ser




He ahí el dilema. Emparentado con el interrogante ya ineludible. ¿Donde están mis poemas? Antes de aventurar una respuesta, viene la aclaración consabida y acostumbrada para estos trances.

Será evidente a estas alturas, calculo, pero aún así confieso que no fui, ni soy, ni seré poeta. Y lo asumo sereno, desprovisto de cálculos, especulaciones, intentonas de acarrear condescendencia o las réplicas enaltecedoras que prosiguen a la falsa modestia (répicas que, natural y alegremente, aun cuando me esfuerce por mantener auténtica la falta de vanidad, agradeceré porque las sé sinceras). 

Debo haberlo dicho alguna vez, pero vale repetirlo: creo con fervor que el don poético, demoníaca mezcla de juglar y orfebre y alquimista, no se adquiere ni se aprende. Tal vez lo alumbre el augurio de alguna fugaz y rara estrella, a la usanza de aquellas tribus antiguas que fascinadas estudiaban el cielo; quizás sea deslizado furtivamente en los fragores dulces y blancos de la concepción en noches de cuarto creciente; a lo mejor emana como un vapor de las flores, cuando la floración, mientras elucubran sus mantras en los jardines nocturnos, y entonces ascienden e impregnan ciertas cunas aún vacantes. Imposible saberlo, y mejor así.

En mi caso concreto, niego la posesión del título pero a fuerza de sinceridad concedo uno de sus atributos: el latir de una pulsión inasible que susurra la palabra justa, la combinación que viste a la frase de arrullo, la melodía exacta de todas las cosas. Puede que sea un narrador híbrido, con voluble y caótica aptitud para los chispazos. Quién sabe.

En fin, todas esta parafernalia de piruetas torpes sólo busca exculpar al inminente poemita, desenterrado del fondo de los tiempos en el afán de responder la pregunta:


Busco una flor que resquebraje
la monotonía ardiente de la nieve.
Busco una melodía que subyugue al viento,                         
que desdibuje los acordes gélidos del silencio.           
Busco una estrella de perfume relumbrante,
hechicera que enhebra relámpagos de seda.
Busco la agonía de las lágrimas,
el horizonte tras el cual la tristeza
dibuja los trazos de su poniente.
Busco...
 

7 comentarios:

Eleanor Smith # dijo...

¿Quién es poeta? pero poeta de verdad, me pregunto.
Lo que acabo de leer, es un poema, sin embargo. Y me gustó mucho ~

Un beso o 2 #

Unknown dijo...

A poesia será a música que subjuga o vento remodelando-o em contornos frios ou quentes ou que transporta o brilho das estrelas para o interior daquele que escreve ou daquele que lê a poesia e a vive com intensidade.

Ricardo Miñana dijo...

Hola Matias, tienes un bonito espacio lleno de interesantes textos y buenas imagenes, es un
placer pasar a saludarte.
un abrazo.

Luna dijo...

Hay una flor espejo de nieve, una melodía ensordecedora de silencios,una estrella ojo del universo. Y una lágrima. Buscan todas, ser palabra en tu horizonte.

A la flor la conozco, es de tu sur adorado.

Busqué y pregunté qué es un poeta. Encontré que un poeta es un escritor y un escritor es un poeta, como vos.

Ya taba organizando un piquete...

Saludos, Matías. Buen y maravilloso día.

Anónimo dijo...

Muy bueno, Matías. Y coincido en todo: creo que nosotros pertenecemos más a la veta de los narradores, aunque de tanto en tanto esa pulsión única nos haga una visita fugaz.


Abrazo grande

SILDELSUR dijo...

a mi me gusto muchisimo lo que escribiste,seas poeta o no,sea poesia o no.
que importa como se llame,mientras provoque sensaciones...
Sin embargo la musica me distrae,lo hubiera querido leer con mi propia musica acorde!
besossss

Matías dijo...

Eleanor: Supongo que quien mira, respira, late, vive en estado de poesía. Gracias! Besote.

Luis: Certeras palabras, chamigo. Un abrazo grande desde este sur argentino! Gracias, obrigado.

Ricardo: Pero muchas gracias! Siempre bienvenido en mi Jardín. Un abrazo.

Luna: Luminoso tu reenganche de las palabras, ese nuevo microcosmos que pergeñaste. Se agradecen mucho tus palabras!!! Besote.

Horacio: Siempre tan preciso, chamigo. De alguna forma pertenecemos a la misma subespecie dentro de este conglomerado variopinto y salvaje de los escritores. Gracias. Un abrazo.

sildelsur: gracias! Tal cual, lo que importa es la esencia, más que los rótulos o nombres que se le impongan. Lo de la música es cierto, puede pasar, aunque se puede silenciarla (el cuadradito en el panel de control del reproductor). Gracias por tu visita. besos!