sábado, 30 de abril de 2011

Ahora sí




Hay una promesa endulzando el aire. Luego de mil sequías y desangramientos, al fin pude librarme de una vieja y agobiante cuenta pendiente, incansable sanguijuela de tiempo, energías y pensamientos. Ahora, mucho más liviano de equipaje, estimo y anhelo el comienzo de una nueva era. Por lo pronto, no diré nada más. Espero ir develándolo con hechos.

Ayer retorné al abrigo de los libros. Tal vez por "vinculación mágica" (como diría Borges), pero entonces y sin esperarlo me encontré -otra vez- con un párrafo cuyo recuerdo siempre me ronda. Será por su elocuencia, la cristalina construcción del espacio y la emoción. Basta decir que es de Soriano: "Hubo otra noche en que yo estaba triste, un poco borracho e impotente, y ella me pasó la mano por la cabeza y me acarició los párpados y no me dijo las estúpidas palabras que tenían preparadas las otras mujeres del barrio. Me hizo sentar al borde de la cama, que era grande como una pista de baile, apoyó su cabeza contra mi espalda para que no nos viéramos las caras y me contó alguna cosa de su vida que nos hizo llorar a los dos mientras los otros clientes esperaban en el vestíbulo." (N. del. R.: el cuento completo se llama "Geneviève" y podés leerlo acá ).

De alguna forma, fue la estela de un cometa muy esperado.

4 comentarios:

Veranie * dijo...

Disfruté mucho este post...me encantó. Gracias por ser. Un beso Matías.

Matías dijo...

gracias a vos por estar.

besos

Luna dijo...

Ahora si, dulce el aire, húmedas las mil sequías, mientras el cometa...

Por cuál camino llegué, no sé. Luy lindo bog.

Saludos.

Matías dijo...

Tal vez no importen los caminos a estos rincones de colores. Quizás ni yo los conozca bien.
Seguramente sólo importa llegar, aparecer como descolgados de una brisa, encontrarnos.


saludos y bienvenida a mi Jardín