viernes, 11 de febrero de 2011

Migraciones y otros demonios



Golondrina,
que salvaje escondiste
tu nido en el viento,
florecías cuando te hamacabas
(chirriante agonía de
cadenas vencidas)
en otros ojos.

Y sonreías
cuando aventuraste
la boca en la correntada;
cautiva, centelleante, maldita,
te fuiste dibujando
espiralados
los siglos marchitos de la espera.

Y yo,
mientras,
hojarasca flotando
en esta cama vacía.

6 comentarios:

Maritza dijo...

Una ausencia muy palpable en tus versos.
Bello poema, Matías.

Abrazos.

silvia zappia dijo...

puede ser bella la ausencia en tus versos!

un beso*

E * dijo...

"Los siglos marchitos de la espera"

Sublime !
Insisto: vos decías que no hacías poemas ?
Sos un gran talento !

Un beso o 2 !

Matías dijo...

Maritza: gracias por tus palabras! Me hace feliz descubrir que mis versitos pueden transmitir, emitir destellitos.
besos

Rayuela: para tanto será?
gracias!!!


Eleanor: no creo merecer ese concepto, pero te lo agradezco infinitamente!!! :D

besotes!

Humberto Dib dijo...

Matías, qué bien lo hacés, te aseguro que yo intenté varias veces con la poesía, pero lo mío es la prosa. Sin embargo, no dejo de reconocer cuando alguien escribe bien. El problema es que existe un hilo muy delgado entre la poesía y la cursilería, hay que saber encontrar las palabras justas para quedarse y mantenerse en la primera categoría y no caer en la segunda. No dudes que vos lo estás haciendo muy bien.
Un abrazo.
Humberto.

Matías dijo...

Gracias Humberto.

Durante muchos años creí que la poesía no era para mí. Ahora, tímidamente, empecé con estos versitos, como forma de oxigenar el Jardín. Sigo pensando, con toda humildad, que la narrativa es mi prometida, mientras que la poesía tan sólo una amante etérea, extranjera, un relámpago que estalla y se desvanece.

Gracias por comentar.

Un abrazo