miércoles, 16 de febrero de 2011
Esta lluvia, el perdón y mis rosales
Y la lluvia sonríe, canta dentro
del cristal que me habita
y repercute
sobre un suelo ya antiguo
en otras lluvias, y otras tardes miradas
desde lejos.
Mi ventana de ver el mundo, abierta,
y mi puerta a algún náufrago,
descubro
que no hay puertas,
que nunca hubo ninguna
para abrir, ni cerrar; que estuve afuera.
Y esta lluvia...
La tarde me habla quedo
como un hombre, cansado ya de días,
que repite y repite la aventura
no vivida,
y es su única aventura.
Que no sea la noche aún, imploro;
que esta penumbra se prolongue
y siga.
Que no llegue la sombra, que no arribe
la hora parda,
y el agua me columpia; recién nazco,
es temprano, necesito
de la gracia de un pétalo de tiempo,
del milagro de dar
mi voz exacta.
Un rocío ya apenas, esta lluvia
se ha quedado fulgiendo
en las corolas
amarillas y rojas de mi patio.
En cada gota –yo te absuelvo– escucho,
de la espina y la herida
que causaste.
Esta lluvia, el perdón, y mis rosales.
Emplumada de gris, vuela la tarde.
(Matilde Alba Swann)
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8 comentarios:
Hemoso poema para una amante de la lluvia, que disfruta ante el rítmico golpeteo de las gotas contra los cristales y siente así de un extraño placer henchirse el alma.
Saludos
Precioso poema, dulce, con mucha fuerza e indudablemente nostálgico...
Es bella la lluvia.
Abrazos.
bello poema de esta poco difundida poeta.
besos*
Me gustó...
No la conocía
Beso
Akasha, tus palabras tienen ese mismo ritmo de la lluvia en el cristal.
gracias por comentar
besos!
Tal cual Maritza, hermosa trenza de dulzura y electricidad.
Besos
Exacto, Rayuela. Es muy linda la obra de esta poeta nuestra que murió en el 2000.
gracias por comentar.
besos!
Me gratifican tus palabras, La Novia.
Gracias por comentar y por pasar!
besos!
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