miércoles, 26 de enero de 2011

Medio pan y un libro



Mientras batallo y tropiezo y chapoteo en la enjundia poética, aprovecho para compartirte un correo reciente (cortesía de Flor L.): las palabras de García Lorca al inaugurarse la biblioteca de su natal Fuente Vaqueros. Entonces, septiembre de 1931, no imaginaba que ochenta años después su discurso seguiría sangrando al sur, en este lado del mar:


"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.


Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.


No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.


Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?


¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.


Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz."

7 comentarios:

Maritza dijo...

Es el mejor pensamiento de todos los tiempos, amigo.
Qué bueno sería si ya se hubiera prestado oídos a lo que él ya clamaba a voz en cuello...
Mucho sería diferente en este mundo, sin duda alguna.

Abrazos.

E * dijo...

1931...?
Qué actual suena !!!
Qué grande Federico !

Un beso o 2 !

Matías dijo...

Por algo Franco lo hizo pasar por las armas.

Realmente, tantos de nuestros problemas se solucionarían con la receta de Federico. Todo un profeta.

abrazos y besos para ambas!

Anónimo dijo...

Muy bueno. Gracias por compartirlo.

Matías dijo...

Exactamente, muy bueno y tan vigente.

Gracias por comentar chamigo

un abrazo

AKASHA BOWMAN. dijo...

Muchas gracias por compartir estas palabras de un gran escritor y mejor persona... ¡y cuánta verdad encierra esa hermosa oratoria!

No hay peor hambre que el hambre de saber, ni peor certeza que la de comprobar que por mucho que uno ansíe alcanzar cierta sabiduría a su alrededor crecen los obstáculos que impiden ese logro. Mas amigo mío, las mentes soñadoras y sedientas de razón somos como los jaramagos que crecen entre las ruínas, los escombros y las piedras: siempre lucharemos por cada gota aislada de rocío que nos mantenga en pie.

¡Cuánta gente como este grande fue silenciada durante una época negra de nuestro país simplemente por ser poseedores de una mente vivaz y libre!

Un saludo y gracias por la mención

Matías dijo...

Gracias Akasha. Un preclaro con todas las letras, además de un poeta descomunal, interminable.

Es como decís, concuerdo totalmente. Así que lucharemos por cada una de esas gotitas, verdad que sí.

gracias por comentar!

besos