sábado, 14 de febrero de 2009

Energía para crear


Un año atrás decía que este es el día en que se espera. Sí, regalos y esas cosas, pero entonces me refería a la expectativa que recae sobre cualquiera que tenga alguna habilidad con las palabras. Obviando los aspectos mercantiles, es algo así como el día del amor y ya sabemos que es el tema por excelencia de la poesía.

No sé si te dije que la poética no es lo mío. ¿Monologar sobre qué es este sentimiento? Creo que ya lo debe haber hecho alguno por ahí. Ironías al margen, tenemos una legión invencible de poetas que bucearon en esas aguas de colores; varios incluso han alcanzado los tesoros dormidos en sus fondos. Y es claro que no pretendo ni por casualidad intentar, aquí y ahora, medir fuerzas contra esos tipos a los que una pluma convierte en máquinas de matar.

Muchos de ellos aventuraron definiciones sobre el amor, con resultados dispares. Pensando en eso, se me ocurrió mirar qué dice el diccionario. Realmente no tiene desperdicio (ya que estamos, te invito a mirarlo haciendo click acá), hay varios incisos llamativos.

Me resultó risueño imaginar la génesis del concepto antedicho. La imagen es la de un salón con aire medieval. Una mesa larga y rectangular, caoba quizás, flanqueada por sillas de madera oscura y tallados góticos. En la cabecera de la reunión de estos doctores venerables, esta guardia pretoriana de la lengua española, se encuentra el presidente de la Real Academia. Parece uno de esos monjes pintados por El Greco. Se yergue solemne, todos lo miran. Su voz retumba, vibran las columnas de piedra: "Y bien, ¿quién define la palabra amor?" Las miradas le escapan de golpe, sus huellas flotando en el silencio que los envuelve. Es un desafío que solamente los mejores poetas pudieron vencer, los apóstoles del castellano lo saben y por eso es que ahora buscan pasar desapercibidos. El sumo sacerdote los examina uno por uno, al acecho, las garras listas. Alguno de estos apóstoles suspira, tal vez lo delata un brillo en los ojos, una media sonrisa forjada por un recuerdo dulce, y es el elegido.

Creo que no lo hizo nada mal. De hecho, me sorprendió un poco. Incluso en algunos incisos percibí un perfume que poco tiene que ver con un libro técnico y frío de conceptualización semántica.

En el segundo es donde encontré las fragancias más concentradas. Me trajo algún recuerdo tenue de los santuarios primaverales de la poesía, esos que alcancé a ver de muy lejos una o dos veces. No es la primera vez que los menciono, creo que la ocasión anterior fue cuando te hablaba de las musas inspiradoras. Y ya que este 14 de febrero me encuentra en compañía de ella, la mía, ahora puedo contarte un poco sobre mi propia percepción y no ya sobre abstracciones o experiencias de distintos escritores (como otras veces).

Me permito disentir en parte con el maestro peruano. Es cierto que la narrativa es un género más duro que la poesía, etérea y delicadada por naturaleza. También que las musas miran con simpatía al poeta y espían, de lejos y con recelo, al narrador.

Pero creo que en la narrativa también hay espacio para ellas. No en el origen de los temas narrativos, porque es un proceso más que nada intelectual. Me da la impresión de que la narrativa, al nacer, tiene poco que ver con las emociones. Es una imagen, una idea con la que tropezamos, por accidente en el común de las veces. Se la sopesa y, si uno cree que tiene trazas de piedra preciosa, empieza a pulirla mentalmente. En ese momento yo busco el desarrollo de esa idea primigenia. Hacia dónde va, en qué direcciones soplan sus vientos y qué olores traen. Evolución, personajes, etc. Con los trazos gruesos ya estoy listo para meterme en el desierto blanco.

No sé si alguna vez hice esa comparación, la de la hoja con una estepa, un mundo inhóspito similar a Siberia o al norte canadiense. Sé que hay escritores que sólo necesitan la idea básica para entrar en el terreno virgen, y se dejan llevar por la guía de las estrellas para encontrarse con lo desconocido. Otros, en cambio, necesitamos algo más. Algún mapa, la idea madre con los agregados que mencionaba arriba, como para caminar en alguna dirección y no vagar en pos de cualquier sorpresa. Claro que contemplamos la posibilidad de modificar el rumbo. A veces uno se encuentra con cosas que no estaban en la cartografía. Y también hay otros escritores que no se aventuran sin brújula, seguimiento satelital, informes meterológicos y demás, como era el caso de Lovecraft y sus rigurosos esquemas previos a la escritura.

Pero más allá del mapa pueden surgir obstáculos en la expedición. La realidad suele tergiversar los planes, y la gama de complicaciones resulta inacabable. El terreno se vuelve imposible de tan duro y agreste; además de lobos enloquecidos de hambre hay demonios (los propios) rondando en las inmediaciones; entre los árboles resuena el eco de duendes insidiosos: la duda, la repentina falta de confianza. Hay pantanos gramaticales debajo de planicies de hielo quebradizo.

A veces se dan separados, pero otras arrecian como jauría y uno termina sentándose al costado del camino, cansado, las manos en la cara. Resopla, mira al cielo y hay nubes espesas. Ni un mísero rayito, ni una sola estrella fugitiva.

En ese momento, cuando la desesperanza me parece un mundo y tiene sabor a vinagre, la boca llena de sangre, es cuando aparece ella. Es sutil. Un relámpago, los saltos de un conejo, algún fulgor de luciérnaga bailando en la penumbra, el trino inexplicable y conmovedor de un pájaro, el susurro cristalino del deshielo corriendo río abajo. Sus modos son subrepticios, sí, pero siempre se las arregla para aparecer cuando estoy ahí a la vera, derrumbado, rozando la derrota. En la quietud profunda de ese universo chispea su señal, y un hálito suave y luminoso me hace revivir. Es la esperanza palpitante de reencontrar el rumbo correcto, el que nos sacará vivos de ese lugar y con las alforjas llenas del tesoro que fuimos a buscar. Es la conciencia de que ella siempre estuvo ahí, oculta pero cercana. De que siempre estará cerca. Pase lo que pase.

No he pensado mucho en el mecanismo. ¿Lo tiene el accionar de un ángel de la guarda? Supongo que sí, pero el misterio le queda bien. Sólo tengo una certeza al respecto: todo se resume en una sola palabra. La misma de la definición difícil, el incendio en los ojos. Una voz, la suya, que es melodía. Un nombre, el suyo, que es latido, calor, luz, invocación.

Es la primera vez que repito una imagen para ilustrar una entrada. ¿Por qué? Bueno, ella lo sabe y yo también. Por todo lo demás...el misterio le queda bien.



Y ya que hablamos de poetas, dejo un poema de Paul Éluard. Es un lindo regalo para hacer hoy, ¿verdad?:

Te amo por todas las mujeres que no he conocido.
Te amo por todos los tiempos que no he vivido.
Por el olor del mar inmenso y el olor del pan caliente.
Por la nieve que se funde por las primeras flores.
Por los animales puros que el hombre no persigue.
Te amo por amar.
Te amo por todas las mujeres que no amo.

Quién me refleja sino tú misma me veo tan poco
sin ti no veo más que una planicie desierta.
Entre antes y ahora
están todas estas muertes que he sorteado sobre paja.
No he podido atravesar el muro de mi espejo.
Tuve que aprender la vida como se olvida
palabra por palabra

Te amo por tu sabiduría que no me pertenece.
Te amo contra todo lo que no es más que ilusión.
Por el corazón inmortal que no poseo
crees ser la duda y no eres sino razón.
Eres el sol que me sube a la cabeza
cuando estoy seguro de mí.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

"Pull the strings that make me work"

Matías dijo...

Megadeth, segun Google
jeje

Anónimo dijo...

primer disco.

Matías dijo...

No tenia idea.
Mi cultura musical es de una pobreza inacabable

Anónimo dijo...

Jamás había leido sentimientos tan hermosos. Nadie podrá narrar nunca lo que vos =)
-.mel.-

Anónimo dijo...

y buehh.. quizas los popes del nobel se equivocaron en nominar al nobel de literatura a bob dylan.

Matías dijo...

y son todos para vos, meli, creo que ya lo sabes ;)

Matías dijo...

el nobel de literatura va por nominaciones? :S
hasta donde yo tenia entendido, los nombres mencionados como candidatos son lanzados por la prensa especializada (y algun soplon que habra dentro de la academia sueca).

Anónimo dijo...

digamos que se filtra, como rial con el martin fierro de oro.

Matías dijo...

si, aunque pareciera que a los suecos les gusta premiar a tapados que nadie considero.
Ademas, claro esta, tienen que tener ese perfil academico y algo refinado que tanto seduce a los escandinavos. A lo que voy: por mas meritos literarios que hiciera Stephen King (por mencionar un nombre) no se lo darian nunca. A Dylan creo que tampoco, no pega mucho con el "swedish way of life"... y para premiar a un compositor los suecos necesitarian una flexibilidad de criterio que todavia no les veo. En fin..