sábado, 13 de octubre de 2007

El estado de los hechos

No sé por qué se me ocurrió este título. No tenía una idea muy cierta sobre como encabezar y ese título me chistaba con insistencia, así que esta vez le daré cabida al instinto. Me parece que no tiene mucho que ver, pero imagino que debe haber cierta "vinculación mágica", como diría Borges. Empero, si es que existe dicha vinculación, confieso que la ignoro.



Estoy ciertamente contento. Finalmente, ayer pude concluir un cuento que venía arrastrando desde agosto. Quizás la perdida costumbre de escribir a mano (lo que me obligó a lidiar con un marasmo de tachones, flechas y asteriscos), algunos devaneos argumentales, tal vez ciertos fantasmas que me boicoteaban. No sé bien por qué razón se demoró tanto, pero al final y casi accidentalmente encontré la salida. Y si bien estamos hablando del primer bosquejo, me gusta saber que este proyectado segundo libro empieza a desperezarse. El cuento se llama "Canción de cuna para un matador"... ¡y no digo nada más !. ¿Qué argumento te sugiere?. Si se te ocurre algo, podés dejarlo en "Comentarios".



Ahora retomemos el hilo que traíamos. El otro día, cuando hablábamos de Khalil Gibran, en un momento mencionamos a Mary Haskell. Detengámonos en ella un instante. Norteamericana, nacida en 1873, cierto día concurrió a una exposición pictórica de Gibran en la ciudad de Boston. Tras contemplar con detenimiento cada una de las obra, quiso conocer al autor, allí presente.

Nació en ese momento un lazo estrecho entre dos almas de sensibilidad especial. Luego de ese primer encuentro, Mary aportó generosamente para que Khalil pudiera terminar sus estudios en L´Ecole des Beaux Arts de París, lugar donde trabaría amistad con Auguste Rodin; y no sólo eso, sino que también significó un apoyo decisivo para Gibran cuando la tuberculosis se llevó a su madre y hermanos. A la distancia, la relación derivó en una constelación de cartas donde Khalil engarzó su corazón y lo más selecto de sus sentimientos como ofrendas para su amada. Contrariamente a lo que puede imaginarse a esta altura, Mary nunca quiso trasponer los confines de la amistad y supo resistir todas las lunas que el gran poeta le regaló.


Hoy compartiremos una de estas cartas. Antes y dicho sea de paso, no está de más comentar que Paulo Coehlo recopiló parte de esta correspondencia entre Khalil y Mary para publicarla en un libro: "Cartas de Amor del Profeta".

Para leer la carta, clickeá acá.



Aprovecho para pasar un aviso-invitación. El día 30 de Octubre la escritora allense Mabel Pereyra presentará su primer libro en Plaza Var, calle Roca frente a la plaza San Martín, ciudad de Cipolletti. ¡Ahí estaremos!.

jueves, 4 de octubre de 2007

¡Feliz cumple!


Tarde pero seguro.

Ayer nuestra querida ciudad cumplió años. ¡Ya son 104!, y vamos por muchos más.



En lo que a nosotros respecta, prontito nos encontramos de nuevo por acá.



miércoles, 26 de septiembre de 2007

Donde me lleve el viento...

Desapareceré por algunos días. El viento me invita a otras latitudes y esta vez acepté el convite.

Pero hoy no vamos a hablar de mí. O no del todo. Porque se trata de uno de los libros más luminosos que leí y con el que me une una historia especial. Hablo de "El Principito", de Saint-Exupery.

Ese libro que ahora tengo en mis manos resultó el primero que me regalaron. Por entonces ni siquiera había nacido, todo era promesa. Las primeras lecturas habrán sido en las postrimerías de los ochenta, una vez adquiridos los rudimentos necesarios en la escuela primaria. Por entonces, la navegación en esas aguas tropicales fue, lógica y necesariamente, superficial. A la distancia, no sabría decir si fue también el primer libro que leí, aunque me gusta pensarlo así, como una probabilidad cálida, casi mágica. Después de todo, desde los primeros tiempos solía ojear sus páginas para embargarme con el trazo simple y puro, como de brisa, de las ilustraciones del autor; no sería raro entonces que hubiera acudido otra vez a él, esta vez con los medios para empezar a explorar ese bosque encantado.

Con los años entendería que ese libro infantil no era tan infantil. Que más allá de la frescura de dibujos y prosa, había algo más. Algo que recuerda a una frase, feliz y melancólica, del Hombrecito: "Las estrellas brillan, por una flor que no se ve...".

Capote hablaba de la "música" de las palabras. Y música es lo que resuena, lejano y sutil, cuando uno se desliza por las páginas de este libro. Una melodía dulce, que embriaga y arropa, como de arpa.


Bueno, basta de prólogo empalagoso. Te dejo con el capítulo XXIV de este maravilloso libro. Para leerlo hacé click acá.

¡Hasta pronto!

martes, 25 de septiembre de 2007

sábado, 22 de septiembre de 2007

Primavera en los Jardines

"En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante" dijo alguna vez el gran poeta del Líbano. Hablamos de Khalil Gibran, también llamado "el profeta", al arrullo de su exitosa obra maestra así titulada. Dicho sea de paso, un bellísimo libro que te recomiendo absolutamente.


Hablamos de quien fuera un artista completo, prolífico y virtuoso. Destacó en la pintura, pero fue en las letras donde supo deslumbrar. De su mano de orfebre surgieron innumerables poemas llenos de luz, cristalinos como arroyos de montaña; versos que no necesitan trucos sofisticados para calar hondo, versos que sin esfuerzo resbalan hacia las profundidades del alma para perfumarla de primavera.

Hablamos de un hombre que fue capaz de aunar lo mejor de las culturas oriental y occidental, influido por su natal Bsarri y la Nueva York que lo cobijó largos años. Un hombre que hizo fuego con su pluma, y que supo tallar esa pasión desbordante en preciosas cartas para su tan amada Mary Haskell, su no correspondido amor platónico.

Como ayer empezó la primavera, me pareció buena idea recibirla con un fragmento extraído de otro de sus libros, "El Jardín del Profeta". Es el capítulo llamado "Sueños y Primaveras", y dice así (click acá).



De mi parte, van desde acá mis deseos para que en esta estación, fértil para nuestros mejores sentimientos, florezcan también los anhelos y sueños que alguna vez sembraste y que aún duermen con sus pétalos vírgenes de luz.

Hasta la próxima.