jueves, 17 de mayo de 2012

Feria




Tiempos de un vértigo inusual. Más o menos así pretendo, bastante suelto de cuerpo, justificar mi defección de este Jardín hirsuto, ahora bien parecido a los de esas casonas que brillaron en siglos pasados y hoy, huérfanas, acumulan años y polvo sobre las repisas donde amarillean ajados señores de levita, damas de largo, tiesos marineritos ya reducidos a la nada en panteones olvidados. Afuera, la maleza, los canteros decrépitos, las siniestras estatuas carcomidas.
Como anticipé, estuvimos en la Feria del Libro de Buenos Aires. Cualquier excusa es propicia para respirar otra vez ese aroma reconcentrado a papel impreso, sentir de nuevo la cercanía del objeto amado convertido en desmesura. Hubo un acto de presentación para la antología, tal como también anuncié largos días atrás, que salió bien. Salió una nota periodística con título rimbombante, a la cual remito para mayor abundamiento.
Se ha ponderado la mayor presencia de escritores (en este negocio, algo así como los esclavos que levantan las pirámides del Faraón), lo cual siempre es bienvenido. También, la presencia de las nuevas tecnologías aplicadas, y aprovecho para elevar un ruego por la convivencia armónica a futuro entre el libro y su homólogo electrónico. Tampoco faltaron los impertinentes, esos comedidos que a esta altura -a pesar de su inverosimilitud- parecen inevitables.
Para el caso, circulábamos por el laberinto cuando me llamó la atención una multitud que se apretujaba, emocionada, alrededor de un stand de esos grandes, esos de holding editorial. Recordé en ese momento la larguísima fila que vi hace uno o dos años, esperando por una firma de Wilbur Smith. Aventuré nombres de escritores que pudieran concitar semejante tumulto mientras me acercaba. La altura (mido cerca de dos metros) suele ayudar, aunque en este caso propicia el desencanto de descubrir, fulgurante por el maquillaje y los flashes, iluminada por varias cámaras de televisión, a una señora mayor que supo ser vedette revisteril (dicho con respeto por ese gremio). Hablando de libros. De su libro. Escrito por algún laborioso, ninguneado, mal pagado escritor fantasma, como debe ser.
El día antes, almorzando de frente aunque a cierta distancia del ventanal, vi a un sujeto canoso al que creí reconocer en el acto. Rememoro la escena y estoy cada vez más seguro. Lo acompañaba una señorita, cámara en mano, que por los gestos con los que preparaba la toma debía ser fotógrafa, supongo que de algún suplemento cultural.
Sí. Era él. Alan Pauls, Premio Herralde para más datos, cinéfilo con aire en una señal de cable. Lo miré fijo, posaba para la foto apoyado en un auto ocasional, y justo entonces, antes de seguir caminando hacia Santa Fe, también me miró (será petulante el pensamiento, pero me gusta preguntarme si fue llamado por algún demonio, por ese lazo de sangre maldita que une a los que curten este oficio). Fugazmente. Y siguió caminando con el mismo tranco. Lento, sin apuro. Desprovisto de cámaras, micrófonos, multitudes.






(N.delR., 18/05/12: a raíz de los dos primeros comentarios de esta entrada -que pronto responderé, lo prometo- advertí que la frase "es petulante, lo sé" no había quedado clara en su sentido. Quise aludir a que así consideraba a esa improbable causa del cruce de miradas, no a la personalidad del autor. No he visto su programa, y tampoco he leído nada suyo. Todavía. En definitiva, los comentarios y la consiguiente relectura me mostraron que la frase estaba confusa. De ahí la readecuación).

5 comentarios:

silvia zappia dijo...

tengo en mi casa una desgrabación de un reportaje que uno de mis hijos, ignacio, le hizo a alan pauls hace unos cinco años, para un fanzine que editaba en esa época.
es petulante, lo sé.
abrazo*

Romina dijo...

una experiencia más para sumar, me alegro por ti.
No tengo conocimiento de este señor. Acabo de entrar en la wiki y solo tiene un par de datos y una foto de un canoso interesante.
¿Vale la pena leer algo de él a pesar de la nombrada petulancia
?

Matías dijo...

Rayuela: Bueno, gracias a vos (y a Romina) advertí la mala confección de la frase. Ni siquiera lo he visto en su programa de cine; ni en la pelìcula; ni tampoco he leído nada suyo aún (tengo El Pasado atrás mío, literalmente, entreverado en la biblioteca). Gracias por tu presencia. besos.

Romina: Ha ganado el Herralde, supongo que algo tiene! Como decìa más arriba, hace un tiempo me compré El Pasado. Pronto lo leeré para sacarme la curiosidad.
besos

silvia zappia dijo...

no,no, matías...tu frase podía (y puede) ofrecer una doble lectura. mala confección? tal vez, pero las dos interpretaciones están claras.

y alan pauls es petulante de verdad, aunque me guste su escritura...

abrazo*

Matías dijo...

Una carambola! Aunque sigo pensando en la hipótesis de la mala confección...


Cada vez me tienta más leer El Pasado. Está justo atrás mío, palpitando en mi pequeña biblioteca. Ya lo decidí: termino el que estoy leyendo ahora, y me tiro al abordaje.

abrazo Rayuela, gracias por todo!