sábado, 17 de abril de 2010

Malabarista


De regreso, antes de que nos tape la maleza.

Esta vez te invito a un autor de nuestros pagos, poeta él. Dice Horacio García en el documento y en la tapa de Malabares (Hominis dubitae), su primer libro: bandada, ráfaga, donde se autopresenta así:

“Horacio García nació en Capital Federal; abril del ’63. Luego de varios desencuentros, entendió que abrigarse en el anonimato sureño aliviaría sus dudas. Veinticinco años sobreviviendo en un esponjoso y nefasto sistema lo convencieron de que estaba equivocado.
Jamás participó de concursos literarios: ninguna medalla o cucarda iluminan su pecho; nunca fue amigo de los encuentros, congresos, talleres, seminarios o charlas invocadas en nombre de la literatura; no hay en su haber diploma alguno que colgar en la pared.
Nunca recurrió a la experiencia lisérgica, mística, mágica, hipnótica, religiosa, política o social para elaborar sus escritos; dice que sólo mira alrededor y escribe para que el dolor lo deje en paz; se autodefine egoísta.
Su primer libro fue editado por la infatigable insistencia de aquellos que conocen sus textos; por tanto, él asegura que se desprende de lo que dijo, o de lo que no dijo.
Dice que les manda un afectuoso saludo.
Por mi parte, nada más.”


Todo lo anterior hace inevitable algún fulgor:


Nunca ha sido un juego este riesgo de nombrarte.

Aprender a mirarme en el rostro de esa voluntad
que por insistir en alejarme
me acerca más.

Nunca estoy demasiado lejos ni demasiado cerca.

Manotazos al aire;
y las bocas un rumor, un viento de nada.

Cada vez
recuerdo
calculo el salto:
mido la distancia tomo carrera cierro los ojos abro la boca.
Me lanzo.

Y

Cada vez
recuerdo
que salto hacia vos
caigo en tu costado.

Quizás sea por insistir en jugar
a este riesgo de nombrarte.

("Correr el riesgo")

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por compartirlo, Matías. Es sencillamente excelente.

Matías dijo...

grosos los dos Horacios escritores que conozco jeje.

un abrazo

JOSÉ IGNACIO RESTREPO dijo...

el viento corso de las palabras, enigmático, como siempre...En autor ígnaro, el sentimiento feliz, desconocido otra vez del reconocimiento...Gracias Matías