martes, 4 de agosto de 2009

Juguete rabioso


La poesía me resulta divertida. También difícil, claro, porque no es lo mío. Pero he ahí la clave. Dado que no soy ni siquiera un aprendiz de poeta, puedo jugar con ella, el tonteo sin fines serios. Y ella que es tan sutil, un perfume, frágil como la felicidad plena; y uno que es tan tosco, acostumbrado al martillo y al yunque como todo aprendiz de narrador que se precie.

Pero entre bella y bestia a veces hay onda, o al menos un intento. La próxima te cuento de dónde salió este "poema":


No te vayas
porque me pierdo.
Seré un eco que
se disuelve,
rocío cuya muerte
es un recuerdo
brillante al mediodía.

No te vayas.
La tarde será un suplicio gris,
sabor de intemperie,
calendario que se
arrastra de rodillas,
una piedad que
nunca
llegará.

Morirá la tarde,
roja su agonía
que gotea por la
ventana,
roja mi cara contra
el vidrio,
negra la mirada
color de ausencia.

Ascenderá la reina glacial,
de gala blanca y
vanidosa, implacable
como una despechada.
Y sonreirá,
dulce y cruel,
espejo de tu boca
ya inalcanzable.

4 comentarios:

Bar dijo...

"Y sonreirá,
dulce y cruel,
espejo de tu boca
ya inalcanzable."

Que triste imagen... cuanto vacío en él.

Matías dijo...

¿triste imagen por tristeza o por pobreza del poema?
jejej

gracias por comentar

mel dijo...

es tuyo?

Juguete rabioso... me hizo recordar al libro de Robert Arlt

Matías dijo...

sí sí, es mío.

y por el lado de ese título iba la cosa acá jeje